Saturday, October 29, 2005

Alphonse Mucha - The Pole Star.


Es lindo caminar, aprovechar ese tiempo libre que se tiene recordando hermosas melodías que nos llenan la cabeza de recuerdos como ''Coral'' de Piazolla o ''Penélope'' de Serrat. Esas Bellas obras de arte que nos alegran el paso, haciendonos olvidar la distancia y el tiempo.
El viento sopla fuerte y los pelos largos arremeten contra mi rostro fuertemente como pequeños látigos haciendo difícil la visión. Podría sacar la mano de mi bolsillo y peinarlos para que no molesten tanto, por lo menos hasta la proxima ráfaga de viento, pero está fresco el ambiente y no quiero perderle el hilo a la melodía en mi cabeza, ademas acarreo un libro en mi otra mano.
El parque se ve oscuro, y cada tanto se ven las esferas de luz iluminando, asemjandose a decenas de centellas inmóviles entre las sombras de los viejos árboles. Hay uno que ilumina desde más alto que el resto. Es el que está sobre los culumpios y las maromas. Se ve una pareja sentada en el sube y baja, quien sabe lo que hablan, si es que hablan. Que clase de recuerdos les traerá ese juego infantil. Quizas en algun futuro sea un lindo recuerdo al cual volver en malos ratos.
Mis pasos me llevan hasta la desolada plaza 25 de mayo, el campanil impone las 12.00 de la noche. Gente pasa, algun grupo de chicas bien arregladas aparentemente dirigiendose a algun lugar importante, un grupo mas pequeño de muchachos las piropea. El cuidacoches se prende un cigarrillo y mira el humo desvanecerse en el viento que aún sopla.
Mis manos estan frías. Me adentro a la cafeteria ubicada en la esquina de Rivadavia y Mendoza. Una linda joven me pregunta que tomaré, y me pasa la carta. En su mano izquierda tiene un anillo, quizas el regalo de algun novio. Un café chico, por favor. Mientras espero intento recordar la melodia de ''Penélope'' pero veo que la linda joven le susurra algo al oído a la otra chica que trabaja de moza. Algun comentario sobre mi? Sería muy egoísta de mi parte pensar así.
Me concentro en el libro. ''Un momento presente en todo instante/ Jamás ningún momento es semejante/ solo y solas con todas las cosas''. No bien terminó de leer esto la linda joven ya está de vuelta con mi café. Gracias. Ella se dirije hacia su compañera de trabajo y se dicen algo al oido, no creo que sea sobre mi. Bebo mientras continuo con mi lectura.
No es fácil conseguir un buen café en San Juan. Decepcionado, dejo el dinero sobre la mesa, me levanto, cierro el libro y me voy. Curzo la plaza, no por el medio, no he visto la fuente aún y no quiero verla de noche, asique camino por Mendoza hasta Mitre y voy al cine. No me llaman la atencion las nuevas películas. Me voy sonriendo, porque me causó gracia un comentario de que si El Zorro era un gótico antiguo.
La peatonal está prácticamente vacía pasada la medianoche. Hay un hombre sentado en un banco, tiene los codos apoyados sobre las rodillas y la cabeza gacha, dejando caer todos los pelos en su cara. Por un instante lo miré con lástima, como quien se compadece de alguien triste, pero luego me doy cuenta que está conversando por su celular y se me quitó la simpatía.
El colectivo no llega y yo pienso en lo que logré, un dibujo mio, en la oficina del departamento de historia de la Facultad de Filosofia, Humanidades y Artes. Me siento orgulloso mientras me congelo en una esquina sin luz. Muero de hipotermia.

Wednesday, October 26, 2005

Dejado abajo.

Andy Warhol decía que podía disfrutar de su aburrimiento. Cuando uno está bloqueado, no tiene que escribir o si lo tiene, no sabe como escribirlo y se pasa horas escribiendo falsos comienzos y no llega a ningún lado, se llega a ese sentimiento de desidia. No tiene nada de malo, es solo un bloqueo, un momento en el que la mente está en blanco y se vuelve aburrido, pero se siente bien, no? Pensar, sentir como se deja de pertenecer al mundo, que ya no tenemos el control de este. Ver la gente pasar a nuestro costado, ver todo lo que se viene, pero no hay reacción alguna.
A nadie le gusta estar solo, pero cuando lo estamos lo aprovechamos.
Ese sentimiento en el que uno no toma conciencia del tiempo y por fin surge un pensamiento, y justamente es ese en el que no queríamos pensar, ese que estamos peleando por dejar de lado. Y te atormenta en ese momento de paz. Pero el que lee en la plaza, retoma la lectura, lee poco antes de levantar la cabeza al cielo, pensar que su comportamiento es inaceptable para cierta gente. Quién dijo que leer en un lugar libre es algo respetable? Pero quien quisiera pensar que es un acto de demostrativa vanidad cultural. Hasta que pienso, que pienso? En que he de pensar? Yo que nada pienso.
Sentado en el bar, veo como esas personas se ven abrazadas a sus botellas, las imagino como botellas gigantes colgadas de fino hilo, y ellos sujetos a ella. Y yo? Estoy bebiendo... es que también me aferré a la vida a través de la botella? Cómo nos gusta estar aburridos, pensando en lo que nos daña, pensando en lo que nos prohibimos pensar, porque lo necesitamos sin darnos cuenta mirar al pasado, pensar en lo que hicimos y no hicimos, y si lo hubiéramos hecho... Estaríamos aquí donde estamos, pensando? Nos habríamos dado cuenta de la satisfacción que nos trae nuestro aburrimiento?

Sunday, October 23, 2005

Por qué no escribo?

Estudio, pesado estudio. Pero creo que ya terminé con eso, por un tiempo por lo menos. He estado algo pensativo, repasando algunos viejos libros y comenzando la lectura de algunos nuevos.
Se me presentó la oportunidad de ir a un viaje a Mendoza, a participar de un congreso de diseño. Dudé mucho en ir, pero al final pude ponerme de acuerdo conmigo mismo y fuí nomas.
Asique, estuve en Mendoza, conocí en el hostel a un alemán de 48 años de edad. Fritz es su nombre y a simple vista tiene un gesto algo antipático, pero es solo un cara arrugada. El hombre supo demostrar una gran simpatía y amistad al conocer a un joven de vida sedentaria.
Entre una mezcla de alemán e inglés, me contó de su travesía que cumplia ya 4 años. Llevaba recorrido alrededor de 14 millones de kilometros en su bicicleta! Había visitado ya, en dos ruedas, gran parte de su país natal, Francia, Italia, España, Europa del norte, Islandia, Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Bolivia, Chile y actualmente se hospedaba en un hostel en Mendoza.
Por momentos, al escuchar sus travesías daba la impresión de ser una persona de mucha soberbia, pero al paso de las horas y las tazas de café, me di cuenta de que solo se trataba de una persona que no habla una palabra de castellano, que apenas se defiende con el idioma británico y por eso estaba con todas las ganas de conversar con alguien y contar lo que tenia que contar.
Me comentó que esta escribiendo un libro, como una bitácora. Algun dia lo publicará.

Thursday, October 06, 2005

El mensaje

Despreocupado, como quien camina sin la necesidad de ver el piso, abre su correo, y aunque es ateo, exclama para si mismo ‘’Dios mío!’’ mientras toma un brusco respiro, las manos se le tornaron frías mientras una sensación de revoltijos en el estómago lo mareó. Es un mail de ella. Su mas grande amor, a quien nunca pudo tener y cuya nombre, evidentemente, aún lo abruma. No podía creerlo, ‘’Que querrá? Acaso no puede prescindir de mi?’’ pensó como tratando de engañarse como si no le importase. Dirigió el cursor hacia el mensaje con al intención de revisar su contenido. Pero se detuvo sobre él. No pudo moverse, recordó su rostro y se dio cuenta que estaba fallando en olvidarla y que abrir ese mail ponía en juego su olvido.
Recordó lo que le costó olvidarla. Trató recurriendo a viejos amigos que el dejó de lado por ir a esperarla a la salida de la escuela, trató con encontronazos con mujeres cualquiera, también estuvo saliendo con otras de una manera mas formal. Pero nada podía opacar el eco de su bella voz, su perfecta sonrisa y esa carisma inigualable. Recurrió al alcohol, se hundió en el. Sentía que esa era la única forma de no pensar en ella, hasta que un día, en lo mas oscuro del bar, sumido en embriaguez el rostro de esa muchacha sonriente pasó por su cabeza y fue solo así que logró salir del pozo del alcoholismo, sintiendo la vergüenza de lo que ella pensaría de el si lo viese así. Al tiempo, se sintió mas fuerte, su vida social mejoró tanto como su vida profesional. No pensaba en ella, no tenía tiempo, no se daba tiempo, aunque quisiera, aunque a veces extrañaba extrañarla, no pensaba en ella. Su nueva vida le sonreía. Aunque no se daba cuenta que el pozo no había sido tapado del todo y al leer su inamovible nombre en ese mail, sintió tropezar y caer en el pozo de nuevo. Cayó en la incertidumbre, y recordó todo lo que vivió al lado de ella, sonrió por un momento mientras recordaba las tardes en el parque cuando se burlaban de Bucay, discutían sobre Whitman y adoraban a Nietszche. Rió al recordar el día que la conoció y confundió su nombre al presentarse. Luego su sonrisa se congeló al recordar aquel día en que maldecía su memoria fotográfica que le recordaba cuando la vió besando a aquel quien fue el que tomó la ventaja. Sintió de nuevo lo que sintió aquella noche, esa sensación de cuando se deja ganar por la gravedad y el cuerpo se reduce a una fría estatua. Y detrás de ello vinieron los demonios con los que tuvo que luchar para salir de su recuerdo.
‘’No’’ se dijo a si mismo. ‘’No dejaré que entres en mi vida de vuelta, mucho hice por vos, te amé demasiado y tiraste mis sentimientos por la ventana trasera de tu casa, aprendí que nada puede lastimar mas que tu sonrisa, pero no caeré de nuevo en vos’’ y llevó el cursor hasta la opción de Eliminar mensaje y sin titubear hizo clic, eliminando junto con el mensaje toda compasión hacia ella.
No sé lo que decía ese mensaje, el tampoco lo sabía y nunca lo supo, vivió una vida sin tiempo para pensar en ella ni en el contenido de ese mail. Muchos años después, ya retirado, ya esperando por la muerte, no podía hacer mucho, usaba las pocas fuerzas que tenia para caminar por el parque. Repasaba los momentos de su vida, todas las mujeres con las que estuvo, todos los lugares que conoció, toda la vida que vivió, hasta que llegó al instante en que se encontró frente al monitor leyendo el nombre de ella en un mensaje e irremediablemente su pulso aceleró y su paso se detuvo al pensar en las posibilidades que podría haber tenido ese mail. Pensó en la vida de aquella adolescente, la imaginó casada, con hijos, feliz. Recordó, casi al mismo tiempo, su sonrisa cuando discutían sobre Nietszche, se burlaban de Whitman y adoraban a Bucay, no, no era así pero no le importaba eso ya, no pudo importarle mas; su corazón se había vuelto débil con el tiempo y el sobresalto del recuerdo de su amor no correspondido fue demasiado para el. Cayó sobre sus rodillas, balanceó su cuerpo hacia la derecha y se desplomó pesadamente sobre su hombro. En ningún momento intentó suavizar la caída, sabía que no ayudaría demasiado, el final era irremediable. Una lágrima quedó en su rostro, signo de su eterno lamento por nunca haberla abrazado por última vez, por nunca haberla besado, por nunca haber sentido su mano cariñosamente en el rostro, pero nunca lamentó no haber leído ese mail porque recordándola fue feliz, al menos esa ultima vez lo fue.